29 agosto 2012

Salta


Nuestro periplo por el noroeste de Argentina comenzó en Salta o mejor conocida como "Salta la Linda". Salta es una ciudad que ha sabido preservar su lado colonial y es el punto de partida para otras ciudades dentro de los valles. La ciudad es bastante animada, con muchos locales comerciales, restaurantes, bares y mercados de artesanía en cada esquina. Aquí encuentras las famosas "empanadas salteñas", empanadas horneadas de queso, carne y pollo que se puede acompañar de la cerveza local "Salta".


La cerveza Salta

La plaza central y su catedral

De nuestros paseos por la ciudad lo que más nos gusto fue el Museo de Arqueología de Alta Montaña (el MAAM) y la vista de la ciudad desde el Cerro San Bernardo con su teleférico.

El MAAM  esta consacrado a los vestigios de cultura inca y su principal muestra son los restos de 3 niños incas (una niña, un niño y una adolescente) descubiertos en 1999 a lo alto del volcán Llullaillaco a 6739 m de altitud.

La historia es quizás un poco  aberrante en nuestros días pero hay que imaginarse el contexto. Los incas ofrecían niños a los dioses para garantizar la fecundidad y fertilidad de los pueblos, para ellos éstos niños no morían sino que viajaban a reunirse con sus ancestros al lado de los dioses. La ceremonia era muy importante, de cada pueblo se seleccionaban minuciosamente a los niños y todos debían trasladarse hasta Cuzco donde en una gran ceremonia los "bendecían" por así decirlo. Luego cada niño debía regresar a su pueblo de origen siguiendo una linea recta, esto podía significar atravesando montañas, lagos, ríos, por lo que podía tomarles meses regresar. Una vez en su pueblo, eran recibidos con gran alegría y llevados hacia la montaña. Los alimentaban y les daban chicha (una bebida alcohólica inca hecha de maíz). Una vez inconscientes, los llevaban al pico de la montaña donde era dejados en unos altares hechos dentro de la montaña para la ocasión. Cada niño era ofrecido con un ajuar, lleno de artículos y representaciones miniatura en oro, plata y bronce de la vida característica de su pueblo.

Todo esto da un poco de miedo claro, pero lo increíble de esta historia es que al haber sido enterrados a esa altitud (baja presión, poco oxigeno, altas temperaturas) el estado de conservación de los niños es halucinante. Las piezas del ajuar, que eran mini hombres, lamas, utensilios de cocina, etc, conservaron todo el color de origen, las plumas decorativas de todos colores se mantuvieron de un tono muy vivo.

No se pueden ver los 3 niños, para cuidarlos solo exponen uno a la vez y los turnan cada 6 meses. Nosotros pudimos ver al niño y es impresionante el grado de conservación, la piel está casi intacta y pareciera mas bien dormido, con su ojos cerrados sobre sus rodillas. No se puede tomar fotos en el museo pero aquí tienen una foto que conseguimos en internet del niño que vimos (fuente: http://www.fotolog.com/lopezlavoinelav/75827214/ )
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El mirador del cerro San Bernardo esta muy cerca de la ciudad y accesible a través de una caminata de hora y media (es como el Sabasnieves local ;) o a través de un teleférico. Nosotros decidimos subir a pie para hacer un poco de ejercicio y descender con el teleférico para aprovechar la vista de la ciudad.



Luego de dos días en Salta nos fuimos hacia los Valles Calchaquíes conocidos por su clima (350 dias de sol al año!) y por sus viñedos, siendo el Torrontés el cepage local por excelencia. Les hablaremos de ellos en el próximo post :)

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