Para huir de la lluvia que acechaba toda la costa de Rio y los alrededores decidimos viajar al sur y hacer una ultima etapa de playa antes de irnos de Brasil. La Ilha de Santa Catarina es mas conocida como Florianopolis, del nombre de la gran ciudad que conecta la isla del continente. Es un lugar conocido en el sur de Brasil por tener bellas playas pero es sobre todo el lugar de veraneo privilegiado por argentinos y uruguayos. Nos atrevemos a decir que escuchamos mas español que portugués durante nuestros días en la isla.
Los primeros días los pasamos en la playa de Pantano do Sul, que queda
como su nombre lo indica al sur de la isla. El hostel quedaba a orillas
de playa y la playa no era magnifica pero era correcta.
A
partir de Pantano do Sul se puede hacer una caminata de hora y media
para llegar a otra playa llamada Lagoinha do Leste, un poco mas preservada y con un
cierto encanto. Esa misma mañana Laszlo verificó la previsión del
tiempo y vimos que a partir de las 13h iba a llover así que salimos
tempranísimo e íbamos a un ritmo bastante rápido. Nos dio tiempo de
aprovechar los pocos rayitos de sol que salieron, regresar con truenos y
relámpagos y llegar justo antes de que se desatara una fuerte lluvia
que duró unas cuantas horas. Lo único que podíamos pensar mientras
regresábamos era toda esa gente loca que cruzamos a nuestro regreso que
apenas estaban a mitad de camino para ir a la playa! Finalmente la
obsesión de los franceses por la "meteo" pagó sus frutos.
Luego de pasar varias horas en internet tratando de conseguir otro lugar dentro de la isla o aun en el mismo estado para descubrir otras playas nos resignamos a que la temporada alta estaba en pleno y que jamas conseguiríamos una opción en una playa mejor y mas barata.
Al final decidimos irnos a otra playa bien cercana, Armaçao do Pantano do Sul (ciertamente, no nos fuimos muy lejos). Y ahí por suerte caímos en una especie de appart hotel bueno, un poco bonito pero sobre todo barato! decidimos visitar las otras partes de la isla utilizando la maravillosa red de transporte publico y ahorrar un poco de dinero en el alojamiento.
A partir de ahí seguimos visitando playas, siendo nuestra preferida la playa de Matadeiro, que quedaba a solo 15 minutos a pié de la casa, con una marea un poco extraña pero con música en vivo y mucha vida.
Luego paseamos por Lagoa de comprar nuestros últimos pares de havaianas y de almacenar los últimos rayos de sol en nuestra piel, le dijimos adiós a las playas brasileras... fue lindo mientras duró! pero ya comenzamos a necesitar otros paisajes...
en el proximo post, Porto Alegre, donde la suerte definitivamente estuvo de nuestro lado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario