De la
Chapada Diamantina nos lanzamos un mega trayecto hacia el sur para que nos quedara un poco de tiempo para visitar esta parte de Brasil. Lo que teóricamente debía tomarnos 36 horas termino siendo... 54 horas.
Día 1: salida a medianoche de Lencois
Día 2:
llegada a las 7 am a Salvador. Ya no habían mas puestos libres en el bus que queríamos tomar hacia Belo
Horizonte. Muy pocos puestos libres para Rio. Después de una larga reflexión nos dijimos que quizás no estaría mal de irnos a Rio. El tiempo que nos tomamos para pensarlo fue fatal: se acabaron los puestos para ir a Rio. Que ladi*** las vacaciones brasileras. Finalmente conseguimos buses libres para ir a Vitoria. Queda en el camino... podría estar bien. Sale a las 3 pm y llega al dia siguiente a las 11am.
Dia 3:
llegamos a las 11 am a Vitoria. Los unicos buses libres para ir a Ouro Preto directamente salen a las 8:25 pm y a las 8:30pm y llegan a... las 4 de la madrugada. Nos dijimos que quizás no estaría mal tomar un bus hasta Belo Horizonte, la capital del Estado a 3 horas de Ouro Preto... Y ya no habían mas puestos libres para BH. Bueno, finalmente tendremos que llegar a las 4 am.
Día 4:
El bus se para a las 3 am, luego a las 4, y otra vez a las 4 y media y llega a Ouro Preto a las 5 y 30. No dormimos casi. Menos mal habíamos reservado un hotel. Después de una ducha helada para mi (que no vi como funcionaba el calentador de agua) terminamos la noche en una cama. Es mi cumpleaños... no era de verdad el plan que teníamos en mente para ese día...
Ese día nos dijimos que ese seria nuestro ultimo trayecto en condiciones extremas. A partir de ahora nos pondremos a reservar nuestros boletos con anticipación (en la medida de lo posible) y sobre todo nunca mas hacer trayectos taaan largos.
Pero bueno, al menos estamos en una ciudad colonial super bella.
Ouro Preto, situada en el interior del país entre Rio y Belo Horizonte, fue uno de los grandes centros de explotación del oro en Brasil en el siglo XVIII. Cuando se acabo el oro y la explotacion de este, la ciudad fue mas o menos abandonada, así que ha cambiado muy poco desde esa época. Calles de piedra, casa coloniales, numerosas iglesias; todo sobre unas hermosas colinas verdes y llenas de vegetación y color... precioso!
Hicimos:
- varios paseos por las lindas calles, lo que siempre terminaba siendo un poco deportivo dado los desniveles importantes para ir a cualquier lugar.
- una cena en un restaurante simpático por mi cumpleaños.
- una pequeña caminata simpática con los otros huéspedes del hostel hacia una cascada. Nos gusto mucho el ambiente en este hostel.
En conclusión, unos días de descanso en un bello entorno. Próxima etapa, RIO!
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