22 diciembre 2012

Jericoacoara... o "just Jeri"

Ir a Jericoacoara desde Barreirinhas no es tarea fácil, ya que no existe una ruta asfaltada directa. El viaje se divide en 6 etapas: un primer trayecto en 4x4 hasta Paulino Neves, 45 minutos de espera y luego otro 4x4 hasta Tutoia, de ahí un bus hacia Parnaiba, luego otro bus hasta Camocin, un ultimo bus hasta Jijoca de Jericoacoara y finalmente un ultimo jeep 4x4 hasta Jericoacora! 





El trayecto lo hicimos en dos días con una parada en Parnaiba donde pasamos la noche en una posada. Al día siguiente nos paso lo peor que puede pasarle a un mochilero en pleno viaje: nuestras tarjetas de crédito no servían en ninguno de los 3 cajeros del terminal de Parnaiba... aun teníamos algo de dinero, así que decidimos seguir el viaje y tratar en Camocin, salvo que ahí tampoco funcionaban... Llegamos a Jericoacoara, una playa bellísima pero sin cajeros automáticos, con poco dinero y con la certeza de que nos habían bloqueado las tarjetas. 

Al día siguiente logramos contactar a la gente de Visa que nos informaron que en efecto, nuestras tarjetas habían sido bloqueadas por el Servicio Anti-fraude y por ello dejaron de funcionar de un día para otro. 

Una vez "superado" el problema de las tarjetas nos dispusimos por completo a aprovechar de este lugar tan bello y autentico.
Jeri, como lo dicen sus amigos, es antes que nada el paraíso del windsurf y el kitesurf. Con unos vientos super fuertes tanto de día como de tarde, los amantes de estos deportes se dan banquete y la playa pasa el día coloreada entre velas y papagayos. 

el momento windsurf del día

Cero asfalto! en Jeri todas las calles son de arena

en el pequeño restaurante que se convirtió en nuestro comedor al mediodía

El jardín de la posada desde nuestra hamaca 
Otras de las particularidades de Jeri es una especie de rito diario al amanecer. Cada tarde, turistas y locales se van a admirar el atardecer a la "Duna du por do sol" o "Duna de la puesta del sol". Esta inmensa duna al este de Jeri es el lugar perfecto para admirar los diferentes colores del atardecer, los últimos valientes deportistas que se aventuran con su kite y los que se atreven a hacer un poco de sandboard en la duna. 







Apenas oscurece, un grupo de capoeira forma una rueda en mitad de la playa y nos sorprenden con sus pasos y saltos mientras que sobre la calle principal se instalan vendedores de comida, de artesanía y unos bartenders con sus stands para preparar caipirinhas de frutas eróticas y cualquier trago que se ha inventado en este mundo.



Cera de Jeri existen también unas lagunas de agua cristalina en medio de un conjunto de dunas de arena blanca, que visitamos con dos americanas, Jane y Jen, ambas músicos que se encontraban en Jeri para tocar y tomar clases durante el festival de Jazz y Choro (otro evento que tuvimos el placer de disfrutar durante nuestra estadia en Jeri)> Vistamos la Lagoa Paraiso y la Lagoa Azul, ambas bellisimas.

nuestro conductor de buggy







Hicimos también una caminata entre las dunas para llegar a la famosa "Pedra Furada", no muy impresionante en sí pero las vistas desde las dunas y el bronceado que agarramos bajo el sol inclemente al mediodía hicieron que valiera la pena.







Una parte de nuestra estadía la pasamos en compañía de George, un checo-francés bisutero, que viene una vez al año a Brasil a montar una linea de producción de joyas y a extraer en unas canteras que sólo él conoce una piedra que permite a las aduanas en Francia hacer los tests de autenticidad de las joyas de oro. Original no? 


A pesar de nuestros problemas financieros (que no se resolvieron durante nuestra estadía) pasamos unos días divinos, disfrutando de una deliciosa posada y del ambiente tan particular de Jeri.

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