23 agosto 2012

Posadas y sus misiones jesuitas

El primer día en Posadas el tiempo estuvo horrible. Habíamos planeado visitar las ruinas de una de las misiones jesuitas en Argentina pero la idea de hacerlo bajo la lluvia nos desmotivó por completo. Así que decidimos tener nuestro primer día de descanso del viaje y aprovechamos para escribir los primeros artículos completos de este blog.

Al día siguiente nos levantamos super temprano y llenos de energía para ir a ver las dos ruinas de misiones jesuitas en Paraguay, que son según las guias de viajes las más preservadas.

Posadas está separada de la ciudad paraguaya Encarnación por un simple puente, así que la travesía no debía ser para nada complicada. Sin embargo nuestro camino estuvo lleno de obstáculos. 

Primero, cuando el bus llegó frente al puente, una manifestación bloqueaba el único acceso, el bus tuvo entonces que tomar un atajo por un camino de piedras y tierra para poder llegar al famoso puente.

Al igual que en
Iguazu, el bus no nos esperó mientras sellábamos nuestros pasaportes. Menos mal el siguiente bus logró también pasar la manifestación y no tuvimos que esperar tanto. Pero... (si, siempre hay un pero) no corrimos con la misma suerte en la frontera de Paraguay y tuvimos que esperar unos buenos 45 minutos antes del que siguiente bus llegara.

Inocentemente pensamos que el bus terminaría su ruta en el terminal de Encarnación ya que lo habíamos tomado en el terminal de Posadas... ¡grave error! Al cabo de 30 minutos de dar vueltas y vueltas por la ciudad nos pareció algo extraño que fuéramos los únicos en el bus. Fue entonces cuando el chofer nos explicó gentilmente que hacía raaatooo que habíamos pasado el terminal (bueno cerca del terminal) y que debíamos tomar otro bus para poder regresar al terminal

Conseguimos rápidamente otro bus que nos hizo una tarifa "especial" para que pudiéramos pagar con pesos argentinos... Cuando por fin llegamos al terminal de buses... no habían casas de cambios. Tuvimos que caminar 30 minutos ida y vuelta para poder tener finalmente en nuestras manos los tan preciados Guaraníes.

Ahí un montón de buses indicaban "Misiones" como destino. Pero cada vez que le preguntábamos al chofer si iban de verdad a las misiones (para no cometer dos veces el mismo error en el día), nos respondía "si, ¿a cuáles?". Porque aparentemente hay muuuchas misiones en los alrededores de Encarnación. Por supuesto, estos buses que encontramos no iban al sitio que nosotros queríamos pero tampoco lograban decirnos bien dónde tomar el bus para nuestro destino. Definitivamente, había un grave problema de comunicación entre nosotros y los paraguayos, y es que en esta región los habitantes hablan mucho mas el guaraní que el español (aún si las dos lenguas son oficiales en Paraguay).

Finalmente conseguimos el famoso bus que iba a llevarnos a la misión de Trinidad.

¿Pero qué son las misiones jesuitas?

En el siglo XVII los jesuitas crearon en muchas partes de América del Sur unas comunidades para evangelizar y civilizar a los indígenas locales, en general en regiones bien distantes. En la región de Posadas hay un montón, ya que muchas habían sido desplazadas desde Brasil. El principio es claramente horrible pero parece que esta práctica tuvo muchas ventajas para las poblaciones indígenas, comenzando por la protección que les brindaba frente a otros colonos menos idealistas que buscaban esclavizarlos. Estas comunidades permitieron también a los indios guaraníes de conocer una cierta prosperidad (gracias a las técnicas de cultivo) y de bajar considerablemente la tasa de mortalidad. Parece incluso que la presencia y autoridad de los europeos era mínima, que los guaraníes se gobernaban ellos mismos y que jamás se obligó a ninguna comunidad a aprender el español. Una especia de colonización simpática o por lo menos idealista.

De hecho, las autoridades locales no veían con muy buenos ojos este método y al cabo de un siglo y por ordenes del Rey, los jesuitas fueron obligados a irse de las tierras latinoamericanas. Las misiones fueron entonces abandonadas.
Hoy quedan vestigios de las construcciones de estas comunidades con rastros de los que mucha gente llama el estilo barroco guaraní

Pues dejennos decirles que nos encantó. Los lugares son impresionantes, estábamos casi solos y todas las personas que cruzamos eran sencillamente adorables. Amor a segunda vista (no olvidemos el terminal ;)). Casi que lamentamos no quedarnos mas tiempo en Paraguay.


  

  


  






El regreso fue otra proeza mas! La manifestación del lado argentino que habíamos cruzado a la ida seguía bloqueando el puente y esta vez no dejaban pasar a casi ningún vehículo. Ni contarles las colas que eso ocasionó de lado y lado del puente! Inmensas colas, muy pero muy pocos buses y además repletos de gente!... A tal punto que no pudimos bajarnos en la frontera paraguaya así que no tenemos nuestro sello de salida :( . Llegando a la frontera argentina y una vez que nuestros pasaportes estuvieron sellados, nos dicen que nos hay mas buses y que había que regresar a pie... nos tomó casi una hora regresar a nuestro hostal y todo esto de noche. Pero no nos arrepentimos de haberlo hecho, las misiones paraguayas son lo máximo!.









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